jueves, 23 de diciembre de 2010

Dos- El nudo II

EL NUDO II

Eddy corrió como nunca, pero el policía estaba en forma. “¡Carajo!”, pensaba el cubano cada vez que doblaba una esquina y lo volvía a ver detrás. Corrió por las callejuelas de la ciudad; corrió por el camino hacia la Fábrica de Chocolate, siguió hacia el aeropuerto y se perdió en un cafetal. Sentía el sabor de la sangre en la boca y había dejado de mirar atrás, desesperado. Cuando no pudo más paró, en medio de la plantación, dejando que sus rodillas tocaran tierra y respirando hondo y seguido. Quería vomitar su propia saliva.

Esperó inmóvil. No oía pasos apresurados por ninguna parte. Miró en todas direcciones: sólo había vegetación, sin movimiento. Ni un ruido al fondo.

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