lunes, 13 de diciembre de 2010

Un- Gente gato

GENTE GATO

Mientras apuraban la carne de langosta que se había quedado pegada en las cáscaras, tres perros tiñosos, muy cubanos, acechaban a un metro de ellos, esperando pillar algo de los restos. Habían tenido suerte. Al grupo de turistas de al lado, una amplia familia de italianos, se le había arrimado una cerda con sus ocho crías, que eran bastante más descaradas que los chuchos.

Diana contemplaba la escena divertida: una puerca negra y gorda paseándose a sus anchas por la arena secundada de ocho cerditos. Cuando la madre se abalanzó sobre el plato de arroz entero que acababan de destapar los extranjeros, los ocho animalitos hicieron lo mismo y no había manera de espantarles, siempre volvían. Una mujer de carnes flácidas y cabello oxigenado gritaba despavorida mientras instaba al marido a hacer algo, a la vez que los niños intentaban alcanzar a alguna de las crías, que siempre escapaba. Al final optaron por tirarles el arroz lejos de ellos, a modo de señuelo, y sentarse tranquilos a comer el resto.

Diana, Thomas y Yoandri terminaron con todo lo comestible y la española dejó algunos restos en la arena para que se los comieran los perros. Aquellos animales estaban escuálidos, daba pena verles engullir lo que fuera mientras gruñían.

-Odio a los perros -dijo Thomas.
-¿Por? -preguntó Diana sin demasiado interés.
-No me gustan los perros, yo soy una persona gato.
-¿Qué?
-Sí. Hay gente gato y gente perro. Yo soy gente gato.
-Entonces...
-Los perros son tontos, estúpidos. Siempre esperando a sus dueños... Prefiero los gatos. Los gatos son independientes, listos y elegantes. Los perros apestan. Y la gente a la que le gustan los perros suele ser como los perros. Tú eres gente gato, ¿no?
-No. No lo soy.
-¿No prefieres los gatos a los perros?
-No me gustan los animales. Llenan todo de pelo y las casas donde viven animales siempre apestan.
-De todas formas, tienes que escoger: ¿gatos o perros?
-Que te jodan, Thomas.
-¡Jódeme!
-Entonces... tú eres independiente, listo y elegante. ¿no?
-Por supuesto. ¿No lo crees?
-Bueno, los gatos son muy limpios, tu no puedes ser como ellos. Tú eres una persona perro.
-No estoy de acuerdo. Los gatos odian el agua. Yo odio el agua, pero no odio limpiar mi cuerpo. Tú lo puedes lavar con tu lengua si quieres.
-No, señor. Tú no odias el agua, porque te encanta el mar. Los gatos nunca se meten en el agua. A ti no te gusta la ducha y hueles... como los perros.
-¡Jodida chica! Tú eres una persona gato: eres inteligente, elegante y un poco peligrosa; pero suave y adorable cuando quieres.

Y se acercó para darle un beso en la boca, otro en la mejilla, varios en el cuello.

-¿Apesto? -preguntó malicioso.
-No me importa si apestas o si eres una persona perro. No me gustan los animales, pero me gustas tú.
-¿Te gusto? Eso está muy bien.

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