martes, 25 de enero de 2011

Tres- Buscando la salvación

BUSCANDO LA SALVACIÓN

Manuel marcó el número de emergencias del consulado español. Al otro lado de la línea contestó una voz dormida.

-¿Aló?
-¿Es el consulado español?
-Sí, ¿con quién hablo?
-Soy Manuel Capdevila, ciudadano español. Tengo un problema urgente.
-¿De qué se trata?
-Estoy en Baracoa, con mi hija, la policía la tiene detenida, la acusan a ella y a otras seis o siete personas de tráfico de drogas. Hay otra chica española... Pero ellas no han hecho nada.
-El tema de la droga es serio. No son los primeros. ¿En qué situación están?
-Estamos encerrados en el cuartel. Pero es ridículo. Se les está acusando sin pruebas ni nada.
-¿Seguro? La pena por cualquier asunto relacionado con droga puede ser de hasta 30 años, incluso pena de muerte.
-¡Pero no han hecho nada! Y ni siquiera nos dejan salir del cuartel.
-¿Ha consumido su hija drogas? Aquí no se hacen distinciones ni importa la cantidad: la droga es la droga…
-Podrían hablar ustedes con la policía para que no nos tengan aquí…
-Mientras sean objeto de una investigación, se les puede tener retenidos.
-¿Pero ustedes no pueden hacer nada?
-Nosotros vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos. Enviaremos representación del consulado, pero no podemos prometer nada, sobre todo si realmente han cometido el delito… ¿Hay otra chica española?
-Sí. Y una italiana, un alemán y un canadiense.
-¿Se han puesto ya en contacto con el resto de consulados?
-No. Yo he sido el primero.
-Ok. Necesito que se pongan en contacto con sus consulados para hacer yo unas gestiones y organizar una acción conjunta. Iremos para Baracoa, pero, como comprenderá, no llegaremos inmediatamente. Tengan paciencia y colaboren con la policía. No les enfaden, ¿ok?

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